25 de febrero de 2018

El humor de Dios (X)

El humor de Dios en...   San Juan de Dios


Conversión de San Juan de Dios
Dios posee un grandioso sentido del humor, y quienes están llenos del humor de Dios pueden parecer que están locos. Esto le sucedió a San Juan de Dios.

Juan Ciudad en una ocasión escuchó un sermón de (san) Juan de Ávila que decía: "¡un cristiano tiene que entregarse a los demás y servir a los más pobres!". Aquellas palabras movieron tanto su corazón que se dio cuenta de que las palabras del Maestro Ávila era lo que Dios le pedía. Se convirtió y se confesó con Juan de Ávila y se propuso como penitencia hacerse el loco para la gente que lo viera lo humillara. Lleno de alegría, fue por las calles de la ciudad de Granada corriendo y dando voces y gritos: "¡Misericordia, Señor, soy un pecador!". Y en efecto, le tomaron por loco y le llevaron a un manicomio, dándole allí palizas que él ofrecía lleno de paz. Esto hizo que conociese la situación de los manicomios y fundase hogares para locos, enfermos y pobres.

A San Juan de Dios le acabaron llamando el "loco de Dios", y no es de extrañar, pues, lleno del humor de Dios, se despojó de ser bien visto por la gente. Cometió la locura de correr y gritar en público viéndose tan amado por Dios. Y cometió la locura de humillarse y entregarse a Dios en los más humildes. Pareció un loco y fue un loco por Dios.

Miguel Jiménez

19 de febrero de 2018

Canciones de Cuaresma y Semana Santa

Canciones para la Cuaresma y Semana Santa

En esta Cuaresma y Semana Santa se puede ayunar de oír música para el entretenimiento. Y se puede oír canciones que ayuden a introducirse en el misterio de la Pasión del Señor. De esta forma, en la cabeza rondarán y "se pegarán" letras que hablen del amor de Dios, de Cristo entregando la vida.


La novia del cordero (Jesed)
Cristo es el amante que se lanza a rescatar a su amada la Iglesia (o alma de cada uno).



Tarde te amé (Antonio Valdoni / Letra de San Agustín)
Del poema que escribió San Agustín tras convertirse y encontrarse con Dios.














Tengo sed (Iesu Comunnio)
Dios declarando su amor y sed de amar y ser amado.


El que muere por mí (Schoenstatt)
"Todo empezó en una Cruz donde un hombre murió y desde entonces lo he visto caminar a mi lado."



Me levantaré (Jesed)
Las palabras del hijo pródigo cuando se arrepiente y quiere volver con su padre.




Nos has llamado al desierto (Antonio Alcalde)
Para ir al desierto y preparar el camino.




Getsemaní (La Voz del Desierto)
La agonía de Getsemaní en versión rock.


Nadie te ama como yo (Martín Valverde)
Manifiesto de amor de Dios en la Cruz.



El diario de María (Martín Valverde)
Los pensamientos de la Virgen María mientras ve a su Hijo en la Cruz.


Con sangre (Gonzalo Mazarrasa)
María cuenta cómo son los últimos momentos de Jesús.


Amando hasta el extremo (Maite López)
Sobre cómo ama Jesucristo.


Pueblo de mi propiedad (Jesed)
Dios se dirige a su pueblo y le dice que no tema porque estará siempre con él.


Adoraré tu cuerpo herido (Josep Asunción)
Para adorar y contemplar cada parte del cuerpo herido de Cristo.


Junto a la Cruz de Jesús (Gonzalo Mazarrasa)
Jesús, su Madre y el discípulo amado.



Tierra firme (Getsemaní)
Lo que siente Jesús la noche de Getsemaní.



Miguel Jiménez

11 de febrero de 2018

El humor de Dios (IX)

El humor de Dios en...  San Juan de Ávila

En la parroquia San Juan
de Ávila, en Móstoles 

Dios tiene un grandioso sentido del humor, que está relacionado con la humildad. El humilde relativiza las cosas respecto a Dios, les da su pequeño valor, lo que provoca un sentido del humor. San Juan de Ávila, maestro de santos del siglo XVI, poseía una gran humildad, lo que le lleva a reaccionar ante el mal con cierto sentido del humor.

San Juan de Ávila era un excelente predicador que movía los corazones de los fieles hacia Dios. Esto suscitó envidias. En Écija, un bulero impidió la predicación del Maestro Ávila y trató de predicar en su lugar en la iglesia principal. Sin embargo, el auditorio abandonó al bulero y se fue a escuchar a San Juan en otra iglesia. Entonces se enfadó mucho y se dirigió en plena calle al santo, al que dio una bofetada en la cara. Éste se arrodilló y le respondió:
-Emparéjeme esta otra mejilla, que más merezco por mis pecados.

Ante una ofensa y humillación pública, el Apóstol de Andalucía contesta con algo un tanto absurdo: a nadie se le ocurre pedir otra ofensa, y menos aún decir que merece más que eso, y menos aún declarar que lo merece por sus pecados. Esta gran humildad lleva a responder a un agravio con otro, pero hacia uno mismo; a tomarse en serio lo de "Al que te hiera preséntale la otra mejilla" (Lc 9, 29) y a darle la vuelta al desagradable asunto con ese humor de humillación de sí mismo.

Miguel Jiménez