El humor de Dios en... San Juan de Dios
Conversión de San Juan de Dios |
Juan Ciudad en una ocasión escuchó un sermón de (san) Juan de Ávila que decía: "¡un cristiano tiene que entregarse a los demás y servir a los más pobres!". Aquellas palabras movieron tanto su corazón que se dio cuenta de que las palabras del Maestro Ávila era lo que Dios le pedía. Se convirtió y se confesó con Juan de Ávila y se propuso como penitencia hacerse el loco para la gente que lo viera lo humillara. Lleno de alegría, fue por las calles de la ciudad de Granada corriendo y dando voces y gritos: "¡Misericordia, Señor, soy un pecador!". Y en efecto, le tomaron por loco y le llevaron a un manicomio, dándole allí palizas que él ofrecía lleno de paz. Esto hizo que conociese la situación de los manicomios y fundase hogares para locos, enfermos y pobres.
A San Juan de Dios le acabaron llamando el "loco de Dios", y no es de extrañar, pues, lleno del humor de Dios, se despojó de ser bien visto por la gente. Cometió la locura de correr y gritar en público viéndose tan amado por Dios. Y cometió la locura de humillarse y entregarse a Dios en los más humildes. Pareció un loco y fue un loco por Dios.
Miguel Jiménez
A San Juan de Dios le acabaron llamando el "loco de Dios", y no es de extrañar, pues, lleno del humor de Dios, se despojó de ser bien visto por la gente. Cometió la locura de correr y gritar en público viéndose tan amado por Dios. Y cometió la locura de humillarse y entregarse a Dios en los más humildes. Pareció un loco y fue un loco por Dios.
Miguel Jiménez
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