28 de octubre de 2017

Cosas de curas (IV)

Cosas de curas con...


Manuel Serra, sacerdote en Murcia

"En la vida de un sacerdote que busca a Dios las cosas suceden

Hasta hace pocos días, era párroco en Cartagena. Ordenado presbítero el 26 de junio de 2005, ahora es colaborador de la parroquia de San Pío X, de Murcia, y Profesor de Teología en la Universidad de Murcia.
Está terminando su doctorado en Filosofía, y su campo pastoral se reparte entre la parroquia, la enseñanza, y la cultura. Su lema sacerdotal, "He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo", no es de extrañar, pues transmite esperanza, al igual que Manuel en sus respuestas. Como dice él mismo, la entrevista es "un regalico del Señor".


Uno o dos...  

  • Canciones: Moonlight Shadow de Mike Olfield.
  • Libros: la Biblia y "Un mensajero en la noche", de María Vallejo-Nágera.
  • Películas: Titanic.
  • Santos: San Juan María Vianney y San Pablo.
  • Frases de la Biblia: "He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" y "Todo lo hago nuevo".
  • Personajes de la Biblia: María y Abraham.
  • JMJ u otro encuentro: JMJ de Madrid y Encuentro Mundial de las Familias en Valencia.
  • Consejos para la vida: Conoce a Dios y piensa.
  • Lugares para peregrinar: Lourdes y Roma.

Pregunta. ¿Qué es para usted un cura?
Respuesta. La presencia viva de Cristo en el mundo.

P. ¿Cómo ha vivido su cambio de destino parroquial?
R. Al principio, el espíritu humano te ofusca, no porque yo combatiera ese deseo, porque no lo ves en tu conciencia. Pero al cabo del tiempo se va esa ofuscación.

P. ¿Qué le hizo empezar a plantearse la vocación sacerdotal?
R. Yo era monaguillo a los doce años y empezó a gustarme el hecho de lo que pasaba.

P. ¿Cómo evangeliza en el ámbito de la cultura?
R. Soy profesor en la universidad, y entonces, cuando comienza la clase el primer día en septiembre yo tengo un alumnado de cincuenta jóvenes, y la mayoría de ellos son no creyentes. Cuando terminan las clases, al año, todos los años ha habido alumnos que me preguntan cómo se puede volver a la Iglesia. Porque las clases les han hecho replantearse su vida. Porque para mí las clases no son simplemente, como cada acto de mi vida, un "tengo que dar un temario para que estas personas aprendan un contenido", son una evangelización

P. ¿Cuál es la mayor sorpresa que ha recibido de algún feligrés?
R. Yo preparo una jornada de evangelización en la parroquia. Vienen personas que son llamadas y son alejadas de la Iglesia. Entre todas esa personas, viene una chica que yo ya había empezado a acompañar espiritualmente que, después de dos intentos de suicidio empieza a confesarse. Y esa chica estaba totalmente enemistada con sus padres, su familia. El padre de esa chavala era una persona alejada de Dios, un hombre fatal como esposo. Pues se presenta en la noche de evangelización (donde se hace tres horas de adoración eucarística, testimonios, cantos, etc). Yo impongo las manos un buen rato a las personas que se encuentran, y cuando llego al padre, que está sentado, pide de rodillas perdón, tiene un descanso muy fuerte. Y empezó a abrazar a su hija y a llorar, a pedirse perdón. Y luego me abrazaba, se cayó al suelo. El hombre luego es totalmente enamorado de Dios. En la vida de un sacerdote que busca a Dios las cosas suceden, tengo más casos.

P. ¿Qué es lo más duro de ser cura?
R. No estar enamorado suficientemente de Dios, según cómo sea la fisionomía del sacerdote. Si el sacerdote está profundamente vocacionado a la vida célibe, el ministerio sacerdotal es una fuente de gran plenitud.

P. ¿Y lo más bonito?
R. Poder actuar en la persona de Cristo.


Miguel Jiménez

21 de octubre de 2017

El humor de Dios (IV)

El humor de Dios en...    San Francisco Solano


Como dice una canción del cantautor católico Martín Valverde, Dios se ha vuelto loco. Esa locura lleva a situaciones que pueden resultar humorísticas por romper los esquemas de los respetos humanos y dejarse llevar por la libertad de los hijos de Dios. El humor de Dios no se pregunta por el qué dirán, actúa a los ojos de Dios. Por eso, a los ojos humanos resulta desconcertante. Un ejemplo de esto es San Francisco Solano, franciscano de Montilla misionero en el Nuevo Mundo.

En una ocasión, le preguntó a un enfermo qué tal se encontraba, a lo que respondió que ya estaba bien gracias a Dios. San Francisco, conmovido por esas palabras, tomó unos bastones y empezó a bailar y cantar improvisando alabanzas a Dios. En otras ocasiones, se le veía correteando por el convento o por la ciudad tocando una campanilla y entonando "¡Alabado sea Dios! ¡Alabado sea Dios! ¡Bendito sea Dios!". También, un día de Corpus Christi, se vio arrebatado durante la procesión eucarística. Tal fue su arrebato de amor, como ido de sí, que se puso a danzar y cantar delante del Santísimo Sacramento.

San Francisco Solano no ocultaba su buen humor. La alegría de la que le llenaba Dios la transmitía sin miedo al ridículo. Era un reflejo del amor loco del Señor.

14 de octubre de 2017

Cosas de curas (III)

Cosas de curas con...  


Francisco Javier Rojas, sacerdote en Bilbao

"Dios llama también a través de las situaciones de necesidad"

Ordenado el 9 de noviembre de 2008, en la Catedral de Bilbao, por el entonces obispo D. Ricardo Blázquez, el padre Javier tiene un nuevo destino desde hace un mes. Ayuda en las celebraciones en cuatro parroquias del centro de Bilbao, es el visitador de los monasterios de clausura y atiende los hospitales. Además, es activo en Twitter (@javroh) y le gusta publicar allí vídeos sobre la fe, aunque no por afán de protagonismo, 
y hacer y responder encuestas. De éstas se ha podido saber que le gusta el pato Lucas, 
el perro Patán, y Don Gato, cuya serie no se perdía.

Uno o dos...  
Fco. Javier Rojas en San Juan de Gaztelugatxe (Bermeo).

  • Canciones: "Mi Tierra", de Nino Bravo y "Oh, Señor, delante de Ti".
  • Libros: "Cinco panes y dos peces", del cardenal Nguyen Van Thuan, y "Diario de un cura de aldea", de Georges Bernanos.
  • Películas: Carros de fuego y Érase una vez en América.
  • Santos: San Francisco Javier y San Juan de Ávila.
  • Frases de la Biblia: "La llevaré al desierto y le hablaré al corazón" (Os 2) y "Sólo una cosa es necesaria" (Lc 10, 42).
  • Personajes de la Biblia: ¿Aparte de Jesús?
  • JMJ u otro encuentro: JMJ de Colonia.
  • Consejos para la vida: En la vida debes estar creciendo siempre, desde el principio hasta el fin, y escucha mucho.
  • Lugares para peregrinar: Jerusalén, Roma y Lourdes.

Pregunta. ¿Qué es para usted un cura?
Respuesta. Es un regalo de Dios para su Pueblo: alguien que lo pastorea a imagen de Cristo Buen Pastor, para poder alcanzar comunitariamente el Cielo.

P. ¿Cuál fue la reacción en su ambiente cuando decidió ser sacerdote?
R. Mi madre se emocionó y me preguntó si me lo había pensado bien, pues era la ocupación más alta, pudiéndose hacer mucho bien, y también mucho mal. En la familia, respeto e incluso emoción entre los desafectos a la Iglesia. En el trabajo, respeto e incluso cierta admiración en algún directivo a quien poca fe se le intuía. Me llamó la atención, en el entorno laboral, que se me acercaran compañeros que yo no sabía que fueran creyentes. En mi ambiente eclesial, alegría.
P. ¿Qué recuerdos tiene de sus años en el seminario?
R. Recuerdo con enorme agradecimiento mis años en el Seminario. Quizá, al entrar con 39 años, creía estar más maduro de lo que en realidad estaba; y, por otro lado, me chocaban, legítimamente, cosas para las que uno ya no está con esa edad. Por otro lado, el Seminario de Bilbao no atravesaba una situación muy boyante, lo hacía un poco más difíciles las cosas. Recuerdo algunos sacerdotes que se dejaban la piel por nosotros. Y D. Ricardo Blázquez, entonces Obispo de Bilbao, también se mostró muy cercano.

P. ¿Qué le ayudó a determinarte por responder a la llamada al sacerdocio?
R. Recuerdo que me impresionó esta cadena: sin Presbítero no hay Eucaristía, sin Eucaristía no hay Iglesia. El caso es que un cura que me conocía desde los diez años y con ascendiente sobre mí me dejó caer suavemente la pregunta de si no podría ser yo cura. Me pareció que Dios llama también a través de las situaciones de necesidad; y visto que quienes me conocían creían que podía responder bien como cura y visto, con entusiasmo, que se presentaba ante mí como un camino de felicidad, me costó poco tiempo dar un sí.

P. ¿Qué le gusta más de ser cura?
R. Gozarme de la riqueza celebrativa de la Iglesia, sobre todo de la Eucaristía: Rosario, tiempos litúrgicos, fiestas del Señor, de la BVM y de los Santos... Poder estar cerca de las personas, lo mismo al celebrar un Funeral que el Bautismo o el Matrimonio; sobre todo, cuando ellas perciben la sacramentalidad del cura, lo cual no es del todo infrecuente, gracias a Dios.


P.¿Cuál es la situación más divertida o simpática que ha vivido en la parroquia?
R. Esta misma semana, nos saludamos una feligresa y yo por la calle, en Etxebarri, y me pregunta si soy el nuevo, cuando ya no soy el cura de aquí, después de 7 años: ¡qué despistada!
Miguel Jiménez

7 de octubre de 2017

El humor de Dios (III)

El humor de Dios en...    San Antonio María Claret

Digitalizado por María Paz Barranco y Pilar Galarraga

Dios tiene un gran sentido del humor, y también de la ironía. Su lógica se escapa de la lógica humana, va más allá, puede hacer que ocurra algo totalmente paradójico, incluso surrealista. Por eso, lo que le ocurrió a San Antonio María Claret es más asombroso y absurdo que una escena de una película de los hermanos Marx.

San Antonio, un sacerdote misionero popular, predicaba en varios pueblos, y el camino entre ellos lo hacía a pie. En una de las ocasiones, yendo por el bosque, un grupo de tres bandidos le asaltó en el camino. Ellos le pidieron el dinero- "La bolsa o la vida"-, pero él les contestó que no llevaba nunca dinero, y les aseguró que a la vuelta de predicar en el pueblo volvería esa misma noche con algo. Al hablar con tanta seguridad, convenció a los ladrones, que le dejaron marchar. Cuando volvió aquella noche como les había dicho, los bandidos quedaron tan estupefactos que se confesaron y cambiaron su vida.

¿A quién se le ocurre decir a unos atracadores que no tiene dinero pero que luego volverá para darles algo?
¿Qué tenía en el corazón el santo para cometer semejante locura que sólo podía ser absurda? Los planes de Dios son misteriosos y, desde luego, tienen gran ironía, escapan al razonamiento lógico.

Miguel Jiménez