7 de octubre de 2017

El humor de Dios (III)

El humor de Dios en...    San Antonio María Claret

Digitalizado por María Paz Barranco y Pilar Galarraga

Dios tiene un gran sentido del humor, y también de la ironía. Su lógica se escapa de la lógica humana, va más allá, puede hacer que ocurra algo totalmente paradójico, incluso surrealista. Por eso, lo que le ocurrió a San Antonio María Claret es más asombroso y absurdo que una escena de una película de los hermanos Marx.

San Antonio, un sacerdote misionero popular, predicaba en varios pueblos, y el camino entre ellos lo hacía a pie. En una de las ocasiones, yendo por el bosque, un grupo de tres bandidos le asaltó en el camino. Ellos le pidieron el dinero- "La bolsa o la vida"-, pero él les contestó que no llevaba nunca dinero, y les aseguró que a la vuelta de predicar en el pueblo volvería esa misma noche con algo. Al hablar con tanta seguridad, convenció a los ladrones, que le dejaron marchar. Cuando volvió aquella noche como les había dicho, los bandidos quedaron tan estupefactos que se confesaron y cambiaron su vida.

¿A quién se le ocurre decir a unos atracadores que no tiene dinero pero que luego volverá para darles algo?
¿Qué tenía en el corazón el santo para cometer semejante locura que sólo podía ser absurda? Los planes de Dios son misteriosos y, desde luego, tienen gran ironía, escapan al razonamiento lógico.

Miguel Jiménez

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