23 de noviembre de 2025

Dios no pide currículum

 

Dios no pide currículum




Si alguien me dijese que no se siente digno de recibir de Dios una vocación particular, que no se siente preparado para responder al Señor con un sí generoso, que eso se le queda muy grande… le respondería que no se preocupe, que Dios no mira el currículum.

Ya en tiempos del profeta Jeremías, le pasó a él cuando el Señor le quiso pedir una misión, él le respondió: “¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que solo soy un niño”, a lo que el Señor le contestó: “No digas que eres un niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte” (Jr 1,6-8). Por eso no debemos mirar nuestra pequeñez, sino la presencia de Dios con nosotros que nos ha de quitar todo temor.

Veamos, pues, que Dios no se mueve por criterios mundanos y estratégicos para elegirnos, sino que se mueve por el Amor y la Misericordia. Es el caso de la vocación de Mateo, recaudador de impuestos, que Jesús justificó diciendo que no ha venido a llamar a los justos sino a los pecadores. Así, cuando Cristo escogió definitivamente a Pedro y le confirmó en su elección, fue tras haberle mirado con Misericordia mientras Pedro le negaba: “El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro” (Lc 22,61). Es esa mirada de Misericordia la que, después de resucitar, provocará ese diálogo en el que, tras preguntarle tres veces por su amor, le confirma la vocación: “apacienta mis ovejas” (Jn 21,15-17). La elección de los Doce fue por ese criterio misterioso de pura Misericordia: “llamó a los que quiso” (Mc 3,13), que se puede entender tanto como “a los que Él quiso escoger” como “a los que amó”.

También se puede ver en los santos cómo Dios escoge sin fijarse en nuestras miserias. Es el caso ejemplar de San Camilo de Lelis, que fue jugador, ludópata y borracho, y llegó a ser sacerdote y fundó la Orden de los Camilos, dedicándose a cuidar enfermos y marginados. Santa Bernardette de Soubirous, a quien se le apareció la Virgen en Lourdes, dice en su testamento espiritual, que recomiendo leer completo: “Por la ortografía que nunca he sabido, por la memoria que nunca he tenido, por mi ignorancia y mi estupidez, gracias. Gracias, porque si hubiera habido en la tierra una niña más estúpida que yo, la habrías escogido a ella”.

Por lo tanto, si miramos con verdad nuestra vida a la luz de Dios, agradecidos y conmovidos, nos podemos sentir interpelados a responderle con un “más”. Esa respuesta no será más que una acogida en nosotros del Amor de Dios y su misteriosa confianza en nosotros. Más que entendido, ante todo debe ser aceptado tan entrañable designio de Amor. Y si aún quieres una explicación a esa mirada de elección de Dios por ti, te diré que “porque es eterna su Misericordia” (Salmo 135).


Hno. Miguel Jiménez, EdMP

No hay comentarios: